Soy de las que me gustan las fiestas. Si son de cumpleaños mejor. Si el cumpleaños es el mío ya es ¡lo mejor del mundo mundial!
Me gusta, como buena Leo que soy, ser el centro de atención; pero lo que más disfruto es que es el día que me permito soñar.
Sueño despierta. Sueño que los años que pasan me traen experiencia. Que no es la edad lo que deja marcas en mi rostro, si no las sonrisa de mi bocota que he decidido dibujar durante 24 horas.
Es un día completo de disfrutar. De desayunar tostadas en la cama, de recibir abrazos en el alma, de preparar pastel de chocolate y relamer las aspas como cuando era pequeña. Es el día que coloco un anillo en la vela antes de soplar para pedir los deseos de este año.
Dicen que no debes revelar tus deseos pues entonces no se cumplen pero hoy quiero compartir con ustedes mis sueños…
En mis treinta y dos tacones deseo:
- Salud para mi familia.
- Que la vida me permita pasar muchos años más comiendo el pastel favorito que me ha preparado mi madre desde pequeña.
- Poder reír cada vez más fuerte, con más ganas.
- Seguir creyendo que hay unicornios.
- Algún día volver al mundo de la publicidad y divertirme tanto como lo hice en mis años mozos.
- Que vuelvan esas fiestas que organizaba con todos mis amigos, los de toda la vida.
- Que al abrir los regalos, siga disfrutando destrozar el papel de la envoltura con la misma ansiedad y el mismo gusto.
- Deseo vivir con pasión cada minuto de mi vida.
- Ojalá que la nostalgia que se va apoderando de nosotros al crecer no deje ese trago amargo por creer que uno avanza más rápido hacia el final de la película.
- Pido, con más fuerza que nunca, que la fortuna me siga sonriendo pues hoy voy a descubrir que el mundo es sólo para mi…