(334) militares de ee.uu., convertidos a arqueólogos por aburrimiento

Publicado el 02 diciembre 2011 por Alfredomilano

Ignacio de los Reyes

BBC Mundo, México

En marzo de 1916, una expedición estadounidense entró a México con una clara misión: capturar al revolucionario Pancho Villa, enemigo número uno de EE.UU., tras su ataque a Columbus, en Nuevo México. Ante la falta de resultados, a los soldados no les quedó más remedio que dedicarse… a la arqueología.

Una investigación del mexicano Instituto Nacional de Antropología e Historia recupera ahora los trabajos de la expedición comandada por los capitanes John Warren Weissheimer y John W. Wright, que registraron 13 sitios prehispánicos y llevaron a cabo una de las primeras excavaciones arqueológicas en torno al poblado de San Joaquín, Chihuahua.

"Ellos venían con el objetivo de atrapar a Pancho Villa y castigarlo, pero al verse encerrados en un cuartel, sin poder salir, se dedicaron a reconocer la región y excavar sitios arqueológicos", le dice a BBC Mundo el especialista Rafael Cruz, quien desde los años 90 explora este sitio en el norte de México.

Estos 50 soldados se encargaron de hacer fotografías, mapas, croquis y dibujos de los sitios descubiertos “para aliviar la monotonía mientras cumplían la orden de no realizar movimientos militares”, dice Cruz.

Tanto el informe de los capitanes como el resto de documentos se encuentran en los Archivos Nacionales de Antropología del Museo Smithsoniano, en Washington, pero sus revelaciones están ayudando al equipo que ahora explora la zona.

"Fueron los primeros en encontrar cuentas de cobre, muy valiosas en su tiempo, pulseras de concha, turquesas y bastantes piezas cerámicas. Estamos hablando de hallazgos de gran valor", explica el arqueólogo.


Sitio sagrado

De acuerdo a las investigaciones del capitán Weiseheimer, los montículos donde comenzaron la exploración tienen una antigüedad de ocho siglos.

Estos montículos corresponden a conjuntos de cuartos, de hasta 2,5 metros de altura. Debajo de ellos se encontraron varios muertos, por lo que los aficionados arqueólogos pensaron que pudo haberse tratado de un sitio sagrado. Los entierros estaban cubiertos con petates y acompañados de alimentos y una olla mortuoria, según el INAH.

“Uno de los esqueletos tenía campanas de cobre alrededor de su cuello, y cinco pulseras de concha apiladas en el cráneo", dice Rafael Cruz, por lo que el entierro "debió corresponder a un personaje importante”.


Saqueo, pero científico

En aquellos años era frecuente que extranjeros en México excavaran, por su cuenta, sitios históricos del país. En otras palabras: el saqueo era común en yacimientos prehispánicos.

"Estrictamente, en el sentido legal, estaríamos hablando de un saqueo" en este caso, señala Cruz. La particularidad de estos militares, explica, es que lo hicieron de manera sistemática, con métodos propios de un arqueólogo profesional. Tanto, que sus informes han servido para complementar y corroborar algunos datos de las investigaciones más recientes.