(337) la ingeniera peruana que aplauden en londres

Publicado el 07 diciembre 2011 por Alfredomilano

Alejandra Martins

BBC Mundo


En una suntuosa sala de la Royal Society of Arts, una de las academias de promoción de la ciencia y la innovación más antiguas de Londres, se dieron cita a fines de Noviembre cientos de personas, ávidas por escuchar el secreto del éxito de una ingeniera peruana.

Albina Ruiz llegó hasta la capital británica a recibir la prestigiosa Medalla Albert concedida por esa institución a los pioneros en innovación, que incluye en su larga lista de ganadores a Thomas Edison y Alexander Graham Bell.

Con positivismo contagioso, Ruiz compartió la historia de la iniciativa que fundó hace más de dos décadas, Ciudad Saludable, que une la recolección de residuos con la oportunidad de una nueva vida, transformando a miles de recicladores informales en competentes microempresarios.

El modelo ha sido tan exitoso que ya se ha extendido a nueve países de América Latina y actualmente se está implementando en Bangalore, en la India.


Desde la selva a Lima

La idea nació cuando Ruiz llegó a Lima de su ciudad natal en la Amazonia peruana para asistir a la universidad.

"Yo nací en la selva de Perú, en Moyobamba, donde nunca conocí el término basura porque todo lo usamos y lo reciclamos. Cuando llegué a Lima para estudiar ingeniería industrial viví en un distrito muy pobre, El Agustino, donde todo estaba lleno de basura", dijo Ruiz a BBC Mundo.

Las montañas de residuos estaban "en todos los barrios alrededor y mi primera constatación fue que la basura se queda donde vive la gente pobre, entonces mi tesis para graduarme fue sobre microempresas de saneamiento ambiental para ofrecer el servicio de recolección de residuos con triciclos".

"Luego empecé a descubrir que la gente vivía de la basura, había todo un mundo de mujeres, con sus hijos y hombres trabajando en los botaderos. El foco se dirigió entonces a empoderarlos a ellos, a transformarlos de recicladores informales en emprendedores”.


"Todos ganan"

El modelo de Ciudad Saludable es simple, asegura Ruiz, y puede resumirse en la gestión integral de residuos sólidos con inclusión social y económica de trabajadores.

Sonia Quispe, gerenta

Entre los miles de recicladores que se han transformado en microempresarios gracias a Ciudad Saludable, Ruiz recuerda el caso de Sonia Quispe, a quien conoció una noche cuando abría bolsas de basura para sacar materia orgánica para llevar a los cerdos que criaba.

"Yo la ví y me dije, ella tiene capacidad para estar haciendo mucho más". Sonia comenzó a asistir a clases para agregar valor a los residuos y hoy junto a otras mujeres dirige su propia microempresa, vendiendo carteras hechas a partir de papel "en tiendas fashion de Lima como Dédalo e Índico".

"Cuando Sonia fue a visitar Dédalo para mostrar sus productos, fue un poco tímida y cuando acabó la reunión vino corriendo a la oficina y me dijo: ¡Albina! La gerenta me recibió diciéndome, 'Sra. gerenta', y me ofreció luego una copa de vino".

"Yo le dije, claro Sonia, ella es gerenta de su tienda y tú de tu microempresa, estaba hablando de gerenta a gerenta".

En Perú, la iniciativa ya ha organizado a más de 11 mil recicladores, que atienden la recolección de residuos de un total de 9 millones de residentes urbanos.

Los recicladores reciben entrenamiento no sólo en aspectos técnicos sobre el tratamiento de papel, plástico o vidrio, sino sobre liderazgo, organización de empresas, oratoria y hasta entrevistas a los medios de prensa.

Uno de los grandes logros de Ciudad Saludable es la participación de muchos actores, desde municipios y residentes hasta estudiantes, que ven en el proyecto una iniciativa que ofrece beneficios para todos.

Ruiz convenció a los municipios de utilizar el servicios de los nuevos microempresarios "con los números", mostrando lo que podían ahorrar en recolección de residuos.

"Además, cuando hicimos un censo descubrimos que había en Perú más de 108 mil familias recicladoras, o sea, unos 500 mil votos".

Para lograr la cooperación de los residentes urbanos, la ingeniera logró que los municipios ofrecieran descuentos significativos en las tarifas municipales a quienes separaran la basura.


Sentados a la mesa con grandes compañías

"Los recicladores ya no están abriendo bolsas en los botaderos, sino que pasan recogiendo sólo las bolsas con todo lo separado, papel, cartón, plástico, vidrio, que llevan a centros de acopio donde almacenan los productos separados. Por ejemplo, el plástico lo tienen que separar en Pet (poliuretano), plástico duro o liviano".

"Cuando trabajaban individualmente vendían a diario a un intermediario que les pagaba lo que quería. Ahora, lo que hemos hecho es implementar las mesas nacionales de reciclaje, donde estos recicladores, a través de su asociación, están teniendo una rueda de negocios con grandes compañías como Kimberly Clark, o Protisa que produce el papel higiénico Elite".

"¿Te imaginas sentar a la mesa a grandes empresarios con los recicladores microempresarios?".

Los recicladores que están reacios a las grandes empresas ven también que éstas pueden pagarles mejores precios, y las compañías valoran a su vez el producto de calidad ofrecido por las microempresas.

"En el año 2009 sólo en el Perú recuperamos 292 mil toneladas de residuos, hemos dejado de talar 2 millones de árboles y a eso tendríamos que sumarle los miles de barriles de petróleo crudo por haber recuperado plástico y la arena bauxita que no hemos sacado por recuperar vidrio".


Desde Lima a Bangalore

Los recicladores ya han formado una red latinoamericana. Según la ingeniera peruana, se estima que en la región hay 4 millones de familias que viven del reciclaje de residuos y a nivel mundial, 15 millones.

Los sueños de Albina Ruiz siguen creciendo e incluyen una competencia en América Latina con un premio de US$50 mil para identificar tecnologías que agreguen valor al reciclaje y una escuela itinerante de líderes.

Un sueño ya concretado es una maestría para profesionales. "Un problema grande para nosotros cuando empezamos a crecer en varias ciudades del país era encontrar profesionales que se hicieran cargo de los proyectos, no había. Lo que hicimos fue diseñar un posgrado en gestión integral de residuos, que incluye también el estudio de la responsabilidad social y la participación de comunidades".

El posgrado se ofrece en Internet a través de la Universidad Católica, y Ruiz tiene ahora un nuevo reto, "subir el posgrado en inglés, porque estamos empezando a trabajar en la India y el problema es el mismo, no encontramos gente capacitada. También estamos empezando en Kenia y en Egipto y el problema es el mismo".

"Necesitamos encontrar una universidad europea o norteamericana de mucho prestigio con la que podamos poner este programa en esa plataforma y ofrecerlo a nivel internacional porque nosotros buscamos agentes de cambio. Si tan sólo el 10% de los alumnos que pasan por este programa se convierten en agentes de cambio esto puede potenciarse".

La propia vida de Ruiz es un ejemplo de su filosofía y ha continuado aprendiendo en forma constante, con una maestría en gestión ambiental y más recientemente un doctorado a través de la cátedra UNESCO de la Universidad Ramón Llull de Barcelona en digestión anaerobia, para producir energía a partir de excretas de cerdos con biodigestores.

Ha enfrentado muchas dificultades, desde amenazas de maras en El Salvador que defendían "mafias de poder en los botaderos", hasta diferencias culturales en la India, donde algunas mujeres hablan de aceptar el karma de la pobreza en esta vida. "Yo les digo, no es el karma de tus hijos".

En la trayectoria de Albina Ruiz ha sido fundamental el apoyo de Ashoka, la fundación internacional que impulsa a innovadores sociales en todo el mundo.

"Y un lema que tenemos en Ashoka es que 'todo el mundo puede cambiar el mundo'".