Revista Literatura

(4) El cielo

Publicado el 09 febrero 2011 por Manueljesusluisrodriguez
  Así libre miras ahora el cielo,tierra adonde miraste siempre cuando imaginas,parece que allí plantas las divinassemillas de tu imaginación, y fértil crecey reina y vuela, no en vano casa de diosesha sido desde siempre, y los más altos ideales, o sus emblemas, allí hemos vistocrecer y originarse, alimentadosde perpetua luz y dulce esperanza.Que la humanidad creciera al cielo se le debe.Pero no sólo el libre, también el triste mira.   Y en el cielo buscamos lo perdido en la tierra.Allí, el triste viejo sus años busca;años que no han de volver más, con el tiempo idos.Allí mira el amante que recuerda,buscando lo perdido con solitarios ojos,e imaginando aquel cuerpo que antes poseyera,antes que el olvido la memoria le arrebate.Quien la esperanza perdió ya sólo al cielo mira,como si ya en la tierra todo hubieseperdido su interés y su valor.Pero no siempre el cielo inspira, sino que aleja.    Y de lo que allí se busca allí sólo se queda,haciéndonos aún más miserables en vida,alejándonos de los ideales;mostrándonoslos como lejanos e imposibles.Así el hombre desolado los mira,muerto el corazón, yerta la mirada.Ya, cadáver de huesos y pellejos;saco vacío que nada contiene,sólo un amargo desencanto a todo.Del cielo hicimos el reflejo de lo sagrado.  Y muerto lo sagrado, también el hombre muerto.No hay vida posible en la tierra sin el cielo.¿Qué alimenta una risa, qué hay detrás de un abrazo?El alma, lo espiritual se niega,como si lo divino acaso no fuese humano.Humanos fueron, y humanos habrán de ser siemprelos dioses y los mitos, emblemassolamente de la llama que dentro nos late.El resto, religiones, persecuciones, muerte,fanatismo, sólo el precio a pagar.Así como el amor con abandono pagamos.  No hay vida sin su muerte, ni tierra sin su cielo.Fuego es que vivifica, y es fuego que destruye.Y este es el precio que nos da el cielo
por mirarle y hablar de él, aunque bien lo hagamos,sentir que tiene todo un precio a pagar. Mirarlelibre como entonces, cuando al iniciodel poema, es más tarea difícil;pero no imposible; en él sigue fértilla altura que mi espíritu concibe; y hermosomi ideal allí habrá de vivir siempre.Y si así no fuese, no existir preferiría.

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