La luna, temblorosa,
ha cumplido su trabajoy regresa a descansar.Ha velado al niño ya crecido y es hora de volver
a las tinieblas de la noche
para que el alba continúe la misión
de abrir las ventanas y dar paso al cielo, azul,
que ofrece el nuevo día.
Atrás queda la resaca
y la embriaguez de la noche pasada,precediendo a la derrota.
Un suspiro se escapa de los labios
del durmientemientras siente la incertidumbre
de la vida
No quiere levantarse,
ni tratar de luchar,para enfrentarse al nuevo díay conseguir la victoria.
Quiere quedarse un rato más
y seguir,con los ojos cerrados,ignorando al mundo y olvidando su vida.
Tiene las alas rotas
y piensa que no merece la pena volver a volar."¡Quiero dormir!",
(balbucean sus labios),y un ángel acude a su lado,para ofrecerle un trago agridulce
de la copa del amor
y calmar esa sed que le atormenta.
Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/19