Me pregunto
si hice bien al sugerir esta manera de comunicarnos,de escribirnos,
de mantener viva una comunicación
que hasta ese momento era sincera
y hasta hacía soñar con la esencia de la poesía...
No lo sé, no tengo respuesta a esta pregunta,
pero si me digo que tengo miedo.¡Sí, miedo!
Es como si no me atreviera a dar ese primer paso,
a balbucear las palabras escritas
que lleven un mensaje
y que el mismo no sepa decir
lo que de verdad siento y pienso.
Pero bueno, intentaré romper ese "miedo conmigo mismo"
y dar ese paso adelante.Pensaré en ti y en los poemas,
buscaré los restos de melancolía
que me pareció ver volando sobre el lago,
como unos versos que llevaban los flamencos en su vuelo,
y luego, si es posible, intentaré posarme
en ese bosque donde abundan los elfos y los gnomos.
Quizás exista la casita encantada,
aquella que tantas veces visité de niño
y donde pude soñar en la infancia añorada y ya lejana.
Si lo consigo te contaré de ella,
te hablaré de muchos momentos
y lo haré sin nostalgia,
con la inocencia de aquellos años
y con las conversaciones de los ríos y montañas,
en aquellos monólogos interminables,
cuando el día se despedía.
Estoy seguro de que puede ser algo bonito,
y que si es posible, te enseñaré los nidos de las águilasy escalaremos las paredes calizas
hasta llegar al monte olvidado donde se encuentran vigilantes.
También veremos a los rebecos asustadizos
y, si llegamos a tiempo,
podremos gozar del ocaso
y la despedida del sol tras las cumbres nevadas,
dejándonos esos besos en el cielo
con su manto anaranjado, que enamora.
Me pregunto si serás capaz de aguantar
estas líneas y no cerrar antes, el cuaderno,sin aburrirte.
Un abrazo en la tarde,
Rafael