Llevamos muchos días intentando expresar en pocas palabras lo que ha significado para nosotros la experiencia de la terapia de integración sensorial y no lo consiguimos; el cambio que hemos vivido ha sido tan grande en la vida de nuestra hija y de toda la familia, que no encuentramos la manera de contarlo brevemente.
Cuando llegamos al CEI, hace dos años, a través de una amiga, nuestra hija tenia 10 años: 10 años plagados de dificultades a las que no encontrabamos solución, de preguntas sin respuesta, mientras nuestro entorno nos hacia responsables de los problemas de ella para relacionarse, conciliar el sueño, estar en ambientes ruidosos, superar miedos, aceptar rutinas cotidianas como ir al baño, lavarse el pelo, vestirse...
A partir del diágnostico en el CEI, descubrir que nuestra hija tenia una hipersensibilidad en todos los sentidos, excepto en la propiocepción (que estaba por debajo de lo normal) fue descubrir que su problema atañe al sistema nervioso y no a su voluntad o a las pautas educativas que pudiera recibir. La terapia, que se basa en el trabajo con los sistemas propioceptivo y Vestibular a través del movimiento y el juego con la finalidad de reorganizar el sistema nervioso, empezó a dar sus frutos desde las primeras sesiones: sus facciones se relajaron, salió del estado de bloqueo en que se hallaba sumida, y poco a poco ha ido modulando su percepción. A dia de hoy, es una niña muy diferente de la que llegó a la consulta, está bien integrada y,sin dejar de ser una niña sensible, su percepción ya no le causa problemas en la vida cotidiana.
Celebramos vuestro esfuerzo por dar a conocer la terapia de integración sensorial. Cuanto más se conozca, mas facil será que estos niños reciban la atención que necesitan, dirigida a su sistema nervioso, y dejen de sufrir exigencias educativas que no pueden cumplir o estar sometidos a la tortura de "tiene que acostumbrarse". Una vez, hablando con Bàrbara Viader, nos decia:"no se acostumbran, se resignan, que es muy diferente".
Nuestra hija, con los primeros examenes estaba muy nerviosa y angustiada, pues no sabia exactamente de que se trataba ni que significaba "suspender". Al salir del primero, nos dijo "ah!, no pasa nada!: te hacen preguntas, y, si las sabes las contestas, y sino, lo dejas en blanco!". Después de la primera sorpresa por esta explicación, entendimos. Ha pasado muchos años teniendo que responder a cosas que ni sabia, ni entendia ni podia hacer, sin que se le permitiera "dejar en blanco": salta! cuando no podia saltar, aunque le tocara por edad, "no pasa nada, coge, o toca..." cuando estaba en estado de defensa táctil, "no hay para tanto" en una fiesta ruidosa de la escuela, obligada a estar al lado del amplificador... Asi que un examen no es nada, tiene escapatoria!.
Valeri i Mercè (Barcelona)