
Hay que animar el alma y animarse. Encontrar esa palabra de aliento, esa mirada que brille, ese labio que musite una canción, ese oído que escuche a la naturaleza y al jilguero del vecino.
Por todo esto y mucho más hay que animar el alma para que viva, los labios para que hablen y charlen, los ojos para que vean y busquen más allá de las ventanas, los oídos para que dejen de elaborar cera y afinen las notas y voces que mandan las estrellas.
Hay que animarse y decir "que adelante", que la vida prosigue, que no se para, que debo mirar con otros ojos lo que me rodea y lo que nos rodea.Que esto que pasa es un paréntesis, un antes y un después, que es el presente, pero éste presente, ahora ya es pasado y luego será futuro,y así sucesivamente.
Así que ¡ánimo chaval!, no tengas miedo y tú sonríe, ¿no ves que el miedo no existe?, ¿qué es producto de los nervios?... Pues entonces a dejar los nervios en la nevera, que se congelen y si no es suficiente los pasamos luego por el microondas para que tengan una doble ración.
...Pero hablando en serio. Esto va a pasar y pasaremos, ya lo verás. Hablo en primera persona, (como debe de ser), y luego en segunda contigo. (Hay que ser egoísta), Y cuando esto pase nos veremos,no sé cuándo ni donde, pero nos veremos. Daremos ese paseo soñado y cientos de ellos más, aunque no me preguntes por qué sitios ya que dejaremos que la barca vaya sin timón a cualquier parte.
Veremos ríos, subiremos montañas, bajaremos barrancos, caminaremos por ciudades, recorreremos aldeas, entraremos en iglesias y luego, al atardecer de algún día, nos sentaremos al borde de la cañada real para ver pasar a las ovejas.
Y cuando pasen, cuando se vayan alejando de nosotros, te abrazaré en silencio, tomaré tu cara con mis manos y buscaré tus labios con mis labios para besarte, y mientras, te sentiré estremecer, cuando leas el poema que guardo en mis pupilas y que dice que te quiero.
Rafael Sánchez Ortega ©28/03/20
