Revista Literatura

4.247 - fragmentos de un diario - día 22

Publicado el 30 junio 2020 por Foncho05
4.247 fragmentos diario
Día 22
Ha pasado este día y también el domingo. En la mañana me di cuenta de que era Domingo de Ramos. ¡Viejos recuerdos de rezos e iglesias!, en una juventud que se aleja y ha pasado de largo. Hoy es una fecha en el calendario que ha sido recordada por haber visto unas letras de alguien o un mensaje en el móvil. 
Atrás quedaron otras fechas, ya lejanas. Atrás dejé también muchos sueños, durmiendo una larga siesta.
Quizás es hora de renovar, antes de que sea tarde. Quizás es el tiempo de abrir las ventanas del alma, de sacudir alfombras y de limpiar rincones. 
Que entre la luz, que pase el sol, cuando salga en el cielo, que penetre la brisa y que el viento del nordeste traiga el salitre y el yodo del mar a estas habitaciones donde vivo.
Hace falta un revulsivo, quitar esas comas o paréntesis que la vida va poniendo en nuestros corazones.
Hace falta, como ahora, no tener la libertad para valorarla y ver lo necesaria que nos es, aunque no la usemos todo lo que debiéramos.
Precisamos de las alas invisibles que nos permitan volar por los rincones más insospechados del planeta.
Tenemos que poder cerrar los ojos, cuando nos venga en gana, y saber que la barca que nos lleva sigue el rumbo correcto y que cuando volvamos a abrir los ojos,estemos en el puerto deseado.
Debemos valorar el latido de la vida, los suspiros angustiosos que nos manda cuando ve que nos equivocamos o que erramos el camino.
Necesitamos imperiosamente que el cristal de los sueños se recomponga y nos devuelva la imagen exacta de nuestra alma, para que sepamos ver, en su imagen, todo aquello que precisa y necesita ser mejorado.
...Si algún día despertamos de esta pesadilla, deberemos pararnos y dar graciaspor todo lo que tenemos y por poder participar de estos momentos de dolor y de agonía, con los otros agridulces de cariño y de esperanza.
Es preciso que busquemos, como hombres, ese llanto de los niños que escondemos, que venzamos a los miedos, que miremos cara a cara al enemigo y vivamos los segundos de la vida, intensamente, cada día.
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Tarde...
Han pasado ya las horas de la tarde. Es de noche nuevamente y unas nubes han venido con su lluvia. He llegado hasta tu lado con mis letras. Me detengo y reflexiono sobre ellas.
Al final cierro los ojos y me digo que sí, que tenían su razón aquellas gentes que adoraban a los dioses del Olimpo y escribían los poemas. Larga lista de esos griegos y romanos que algún día releeré con atención.
Rafael Sánchez Ortega ©05/04/20

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