Te he encontrado,
mi osito de peluche,
en un rincón.
Estabas triste,
mirando hacia la nada.
como asustado.
Yo, como tú,
me encuentro muy nervioso,
y en un desván.
Se encoge el alma
al verse prisionera,
sin libertad.
Se para el tiempo,
se anulan los relojes,
casi invisibles.
Y el corazón
detiene los latidos
con gran pesar.
Surge la duda,
el gran interrogante,
de si estoy vivo.
Si será un sueño
la vida que me atrapa
y me succiona.
Me lleva lejos,
a un mundo de esperanzas
que nunca alcanzo.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/04/20