Sigo esperando
que vengas a mi lado
con tu sonrisa.
Y así lo haces,
llegando temblorosa
tras largo vuelo.
Estás cansada.
Tus ojos soñolientos
quieren dormir.
Y yo te pido,
te ruego que me digas
dónde estuviste.
Quizás más tarde,
respondan tus pupilas
desde el silencio.
Entonces duerme,
descansa en esta tarde
que ya termina.
Cuando despiertes
me contarás despacio
eso que guardas.
Y velaré tu sueño,
mientras espero ansioso
que tú descanses.
Aquí estaré,
comiéndome las uñas,
mi mariposa.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/05/20