Se va la tarde.
Las nubes están tristes
pero no lloran.
Aunque amenazan
con negro colorido.
Todo es posible.
Y desde aquí
contemplo como pasan
y las saludo.
La tarde es triste
y el gris es envoltorio
de esta tristeza.
Añoro el verde,
el rosa, el amarillo
y hasta el azul.
Incluso el blanco,
con túnica precisa,
inmaculada.
Arriba pasan,
las nubes en silencio,
cobrando forma.
Así las vemos,
siluetas y proyectos
de tantos sueños.
Pero su llanto
se aguanta, de momento,
en las pupilas.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/06/20