Juegan los niños,
regalan su inocencia
a los mayores.
En esos juegos
la magia y los colores
se multiplican.
¡Bendita infancia,
tan lejos del otoño
y la añoranza!
Hay en los juegos
miradas divertidas
con inocencia.
Porque los ojos,
las manos y las voces
hacen milagros.
Calman al alma
de amigos y mayores
como un sedante.
Deja que jueguen
y sigan con sus risas
tan inocentes.
Tú fuiste niño.
Jugaste de otra forma
y te reíste.
Por eso, nunca
olvides, que aquel niño,
lo llevas dentro..
Rafael Sánchez Ortega ©
05/10/20
Es posible que a todos nos haya pasado por la cabeza esa sensación de "envidia sana" al ver jugar a los niños pequeños. También es posible que hayamos cerrado los ojos y nos traslademos a ese tiempo de la niñez, e incluso, nos decidamos a jugar, como ellos, en la plaza, en unos columpios, en la playa... ¡En tantos sitios!.
Como digo en unos versos, "¡Bendita niñez!... Quizás porque todos hemos sido niños y, algunos, en el fondo, todavía no hemos despertado de aquel sueño.