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En una sentencia a todas luces excesiva y en cierta medida injusta, Clarence Aaron fue condenado a cumplir 3 cadenas perpetuas únicamente por presenciar una transacción de droga entre dos personas.
En 1993 un muchacho de entonces 23 años, de nombre Clarence Aaron, fue detenido en un operativo en el que la policía sorprendió a otras personas traficando con crack de cocaína.
Y aunque Aaron no se encontraba comprando ni vendiendo la sustancia ilegal, al final fue condenado a 3 cadenas perpetuas por el hecho.
Así, luego de casi 20 años en prisión y el paso de tres presidentes -Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama- Aaron sigue esperando la conmutación de una pena tan severa y en cierta forma tan inexplicable.
Además de que el entonces muchacho no participó del delito más allá de presenciarlo, tampoco poseía antecedentes penales que justificaran una sentencia tan excesiva.
Por cierto, durante el juicio el comprador y el vendedor de droga se declararon ambos culpables y manifestaron su total cooperación a las autoridades, algo que Aaron no hizo.
El caso ha resurgido en la opinión pública estadounidense porque se espera que esta vez Barack Obama sí otorgue el perdón que sus dos predecesores negaron al reo, en particular la administración de George W. Bush, ante la cual supuestamente no se integró correctamente la documentación que podría haber llevado a la liberación de Aaron.