Lápiz de niño
que tanto dibujaste
sobre el cuaderno.
Fueron sus dedos
repletos de ternura
los que plasmaron.
Signos y rayas
con muchos garabatos
y algún borrón.
Pero la esencia,
la vida y el presente,
estaba en ti.
Lápiz sencillo,
tal vez mordisqueado
y un poco sucio.
Yo te recuerdo
entre sus labios quieto
en un descanso.
Y en la cartera
con reglas y dibujos
en compañía.
Hasta que un día
quedaste en el olvido
por mucho tiempo.
Tiempo de cambios,
de cruces de caminos.
¡Razón de edad...!
Rafael Sánchez Ortega ©
31/01/21
A veces, en un escaparate o en cualquier parte, vemos ese lápiz que nos lleva a la infancia tan lejana en que también nosotros usábamos esa herramienta para crear o copiar los personajes y artefactos que venían a nuestra imaginación. Fue una época que se recuerda y se añora con una cierta nostalgia y ese "lápiz" cobra vida nuevamente.