En el fogón
se juntan los recuerdos
junto a la lumbre.
Tiempos pasados,
instantes de niñez,
muy agradables.
Vuelves a ellos,
compartes los rescoldos
y te adormeces.
Bonitos sueños,
instantes compartidos
con la familia.
Hoy los revives,
rescatas su sonrisa
y la haces tuya.
Y aquel fogón
se muestra en el presente
aunque esté lejos.
Linda utopía,
instantes de suspiros
y de susurros.
No te preocupes,
la lumbre no se apaga
si tú no quieres.
Y es que esas brasas
el alma las mantiene
con su candor.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/02/21