Manos cansadas
que buscan otras manos
en la distancia.
Ojos nublados
por años y legañas
que deja el tiempo.
Labios rasgados
por brisas y por besos
que atrás quedaron.
Miro mis manos
que ansían a las tuyas
sin alcanzarlas.
Alzo mis ojos
tratando que la bruma
me deje verte.
Y hasta mis labios
suspiran, y en silencio,
dicen tu nombre.
En el trastero,
de un ático perdido,
hay mil recuerdos.
Busco las manos,
los ojos añorados
y nada encuentro.
Mis labios toman
el polvo y la nostalgia
que tú olvidaste.
Rafael Sánchez Ortega ©
05/02/21
En las manos, los ojos y los labios se buscan, y recuerdan, los sentidos que participaron de esa comunión de cariño y amor que tanto se añora y que se busca en el baúl de los recuerdos, sin, nada más, que el polvo y la nostalgia de aquellos instantes.