Por el camino,
arisco y pedregoso,
llegó la luz.
Rayos del alma,
temblores de alborada,
nos despertaron.
Un nuevo día
surgió, de entre las brumas,
con su sonrisa.
Y de las nubes
volaron las palomas
hacia nosotros.
Traían signos.
sencillos y visibles
sobre la paz.
Ya, su presencia,
dejaba aquella impronta
tan especial.
De aquel camino
que hicimos paso a paso
hoy queda poco.
Pero el presente
nos dice que adelante,
que hay que seguir.
Y es que el camino
prosigue día a día
hasta el final.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/04/21