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Resulta casi imposible saber cuáles de estos compuestos están contenidos en esos discretos paquetes de colores, que advierten en su empaque que “ninguno de los químicos utilizados en su manufactura están aprobados para el consumo humano”.
Las drogas de diseño o de síntesis son sustancias ligeramente distintas en su estructura molecular a las drogas existentes de las que derivan, pero con los mismos efectos a nivel del Sistema Nervioso Central.
Son consumidas cada vez con mayor frecuencia y en contra de la creencia popular de que son relativamente inocuas o poco dañinas, la evidencia científica muestra que son sustancias que producen daños cerebrales importantes y que el consumo continuado produce problemas tanto de tipo orgánico como de tipo psicológico.
Este término de 'drogas de diseño' fue acuñado en los años '60 en relación a drogas de abuso obtenidas con fines recreativos y que podían diseñarse en laboratorios clandestinos para imitar los efectos de otras drogas cuyo tráfico era delito, y además se trataba de productos que por su novedad estructural no estaban registrados como sustancias ilegales, escapando así de la restricción legal.
Como consecuencia directa de la prohibición de los alucinógenos y las llamadas "drogas duras", cientos de laboratorios clandestinos en USA comenzaron a sintetizar compuestos químicos similares en estructura y efecto a las drogas prohibidas. Ninguno de ellos es un alcaloide que se pueda aislar directamente de una planta, todos se obtienen a través de procesos químicos de mayor o menor complejidad.
La intención de los traficantes de las drogas de diseño era hacer negocio y escapar a los controles.
Originalmente las drogas de diseño se clasificaron en los siguientes tipos de sustancias:
·Análogos de la anfetamina y mescalina (comparten propiedades estimulantes, similares a las de la anfetamina y alucinógenas similares a las de la mescalina)
·Opioides sintéticos (análogos del fentanilo y meperidina)
·Arilhexilaminas (fenciclidina)
·Análogos y derivados de la metacualona
A medida que ha pasado el tiempo, se consideran drogas de diseño a los análogos de la anfetamina-mescalina.
En ese grupo la más importante es la MDMA (metilendioximetanfetamina) conocida vulgarmente como Éxtasis.
Otro caso es la 2-CB (2,5-dimetoxi-4-bromo-feniletilamina), más conocida como Venus, Nexus o TUCIBI por sus siglas en inglés “2CB”.
Es una droga diseñada a partir de la mescalina y se comercializa en comprimidos de distintos colores y formas. Se consume en forma oral y sus efectos comienzan a los 20 minutos, prolongándose hasta 4 horas.
Cuando la 2-CB llega al cerebro, se fija a los receptores de dopamina, adrenalina y noradrenalina.
Produce relajación, distorsión sensorial, agitación y hasta alucinaciones, presentando una potencia superior a la mescalina.
Como produce acostumbramiento, el efecto se retarda hasta 3 horas por lo que la sobredosis aparece con mayor frecuencia. En la medida en que el efecto deseado tarda en llegar, el usuario aumenta fácilmente la dosis.
La intoxicación crónica puede dar lugar a vasculitis, cardiomiopatía, hipertensión pulmonar y está en investigación el daño permanente que se puede causar a las neuronas dopaminérgicas y serotonérgicas.
Pero ahora hay otras sustancias más.
Se les conoce como 'incienso' y 'sales de baño'. Sin embargo, no contienen ninguno de esos productos. Se cree que se producen principalmente en China e India y se mezclan en USA, y no dejan rastro en los usuarios.
"Es un paquete que venden en las estaciones de servicio como incienso y es completamente legal. Se fuma y causa unas reacciones erráticas en el comportamiento de los pacientes", explicó a BBC Mundo, Patricia Junquera, profesora asistente de psiquiatría de UM.
Este supuesto incienso (conocido como Spice o K2) contiene químicos que, en la mayoría de los casos, intenta reproducir el ingrediente activo de la marihuana (THC). Los estudios de laboratorio demuestran que pueden ser de 100 a 800 veces más potente.
También se han encontrado en ellos productos como fertilizantes.
Mientras que las sales de baño están hechas principalmente con químicos parecidos a la anfetamina, como metilendioxipirovalerona (MDPV), mefedrona, y provalerona. Se venden como 'sustitutos de cocaína' o 'LSD sintético' en forma de polvo que es inhalado, tragado o inyectado en las venas.
Sin embargo, resulta casi imposible saber cuáles de estos compuestos están contenidos en esos discretos paquetes de colores, que advierten en su empaque que ninguno de los químicos utilizados en su manufactura están aprobados para el consumo humano.
Debido a la facilidad para adquirirlas, también resulta sencillo suponer que el efecto será 'inofensivo' o parecido al de la marihuana tradicional, que no es considerada una droga dura.
Además de los efectos secundarios como boca seca, nauseas y ojos rojos, estas drogas generan ataques de ansiedad, episodios de psicosis severa y reacciones erráticas en el comportamiento de los pacientes. Clínicamente no se puede diferenciar el consumo de ambas sustancias.
Los médicos reportan aumento de la temperatura del cuerpo y esquizofrenia.
"Los que las toman sufren alucinaciones, oyen voces y ven cosas que no están ahí. Se encuentran en un estado de delirio", explicó a BBC Mundo, Paul Adams del servicio de emergencias del hospital Jackson Memorial.
"Pierden la conciencia de su fuerza, que se ve aumentada. Tiene una fuerza sobrenatural que no pueden controlar", dijo a BBC Mundo, Patricia Junquera, profesora asistente de psiquiatría de UM.
La rápida adicción que generan en el consumidor ha ocasionado que se les empiece a considerar como 'una epidemia'.
Uno de los grandes riesgos de estas drogas 'de moda' es la dificultad de identificar a sus usuarios.
Según reportes de hospitales y centros de atención, los 'nuevos' consumidores no levantan ninguna sospecha, ni están consientes del peligro al que se exponen.
Generalmente se trata de adolescentes y adultos jóvenes que se sienten atraídos por la facilidad de no lidiar con un distribuidor o dealer y que pueden obtener la sustancia fácilmente en una tienda o por internet sin necesidad de esconderla.
Además, tienen la percepción de que no están cometiendo ningún acto ilegal y pueden escabullirse de las pruebas antidrogas que se aplican en trabajos y escuelas.
Con costos que van de los US$ 25 a US$ 50, los consumidores suponen que no están involucrados en una actividad criminal.
En octubre de 2011, la agencia antidrogas estadounidense (DEA) utilizó sus poderes administrativos para establecer una prohibición de emergencia con duración de un año, a los componentes químicos más comúnmente utilizados en las sales de baño.
Otras leyes estatales intentaron impedir su consumo, posesión o distribución. Sin embargo, se veían superadas ya que sus nombres y compuestos varían a una velocidad inusitada.
Ahora, el presidente de USA, Barack Obama, firmó una Ley para la Prevención del Uso de Drogas Sintéticas de 2012, que implica no sólo la prohibición de los componentes sino también de otros similares que puedan producirse en el futuro o que sean distintos pero generen los mismos efectos.
La ley enumera 31 compuestos explícitamente prohibidos (20 de la marihuana sintética y 10 de las sales de baño). También prevé penas criminales para quien venda el producto en establecimientos o por internet.
"Esta ley cerrará los atajos que habían permitido a los productores darle la vuelta a las prohibiciones locales y estatales y asegurarse de que no se pueda simplemente cruzar la frontera entre los estados para encontrar las mortales sales de baño", dijo uno de los promotores de la ley, el senador Charles Schumer mediante un comunicado.
Algunos esperan que si el problema no puede resolverse por completo, por lo menos, podrá castigarse.
"Esta legislación dará las herramientas que se requieren para tomar medidas enérgicas contra las drogas sintéticas", dijo el senador Amy Klobuchar.
Sin embargo, aún existe el temor que la velocidad de la ley pudiera no alcanzar la de los productores de estas nuevas drogas, cada vez más peligrosas.