Dientes de gato,
recuerdo era el apodo
que te pusieron.
Pero atendías
al mote, por tu nombre,
sin protestar.
Pero al final
los dientes alegraban
a tu sonrisa.
Éramos niños,
jugando en el colegio
con otros niños.
Allí las bromas
se daban y tomaban
como si nada.
Aquellos años,
recuerdo en la distancia,
fuimos felices.
Luego crecimos
marchamos a una vida
desconocida.
Vencimos miedos,
ganamos y perdimos
en muchos frentes.
Pero no olvido
los dientes de un gatito
encantador.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/04/21