Brilla con fuerza,
estrella muy lejana,
dame tu luz.
Dame tu risa
que ofreces tan lejana
y de colores.
Es como un sueño
que dejas en los ojos
de quien te mira.
Y así te vemos
cual faro intermitente
al que seguimos.
Vamos al puerto
que marcas y señalas,
a descansar.
A las colinas,
distantes del Olimpo,
con los poetas.
Quiero tu brillo,
que nunca me abandone
por ser mi faro.
La luz del alma
que busco y que me llama
desde lo lejos.
Y llegaré,
remando y con trabajo
hasta tu lado.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/08/21