A punto de incorporarse a su antiguo tercio en Flandes, Diego Alatriste se ve envuelto por mediación de su amigo don Francisco de Quevedo en otra peligrosa aventura. Una mujer ha aparecido estrangulada en una silla de manos frente a la iglesia de San Ginés, con una bolsa de dinero y una nota manuscrita: Para misas por su alma. El enigma se complica con los sucesos misteriosos que ocurren tras las paredes de un convento, cuando Alatriste es contratado para rescatar de allí a una joven novicia. En el azaroso y fascinante Madrid de Felipe IV, entre lances, tabernas, garitos, intrigas y estocadas, la aventura pondrá en juego la vida de los amigos del capitán, haciendo surgir del pasado los fantasmas de viejos enemigos: el pérfido secretario real Luis de Alquézar, el inquisidor fray Emilio Bocanegra y el siniestro espadachín italiano Gualterio Malatesta.
Como ya os comenté en la reseña de la primera entrega de esta saga, este año me he propuesto que el Capitán Alatriste deje de estar en mi lista de pendientes, así que... para no perder el ritmo, vamos a por una nueva aventura de tan singular personaje.
Como ocurre con cualquier saga, es inevitable comparar este segundo volumen con el primero, y bajo mi punto de vista, este sale mejor parado, o al menos a mí me ha gustado más.
«Eso era lo desconcertante del capitán: podía batirse por una causa en la que no creía, emborracharse con un enemigo, o morir por un maestre de campo o un rey a los que despreciaba»
Otro de los atractivos de esta saga que sigue manteniéndose es la lección de Historia que nos regala, independientemente de que puede verse pringada de opinión (pues es inevitable salvo que consultes un manual e incluso a veces ni ahí). Conocer detalles del momento, satisfacer curiosidades... siempre es un punto a favor de la lectura, al menos bajo mi punto de vista.
En definitiva... ¡Señores! Solo puedo decirles que con la Iglesia hemos topado y no será asunto sencillo. ¿Qué será lo próximo? Yo ya tengo mi arcabuz cargado, y la pluma afilada para dedicarle un soneto si es menester.
«En cuanto a nosotros, fuimos hombre de nuestro siglo: no escogimos nacer y vivir en aquella España, a menudo miserable y a veces magnífica, que nos tocó en suerte, pero fue la nuestra. Y ésa es la infeliz patria -o como diablos la llamen ahora- que, me guste o no, llevo en la piel, en los ojos cansados y en la memoria»
---«Eso era nuestra España: mucho rigor y ceremonia, mucho esclavo preventivo, mucha reja y mucha fachada -en plenos desastres en Europa, las cortes de Castilla discutían sobre el dogma de la Inmaculada Concepción-, mientras los clérigos apicarados, las monjas sin vocación, los funcionarios, los jueces, los nobles y todo hijo de vecino cardaban la lana bajo cuerda, y la nación dueña de dos mundos no era sino patio de Monipodio, ocasión para el medro y la envidia, paraiso de alcahuetes y fariseos, zurcido de honras, dinero que compraba conciencias, mucha hambre y mucha bellaquería para remediarla»
---«Y seguía mirándome, enigmática, al decir aquello. Pero al mismo tiempo asomó a su boca de niña una sonrisa tan hermosa, tan perfecta, tan llena de toda la luz de aquel cielo español inmenso como el abismo de sus ojos, que deseé morir en efecto en ese instante, acero en mano, gritando su nombre como allá en Flandes mi padre había gritado el de su rey, su patria y su bandera. Y a fin de cuentas, pensé, quizás todo ello fuera la misma cosa»
LIMPIEZA DE SANGREArturo Pérez-Reverte
¿Qué os parece? ¿Os llama más el primero o este?Soy toda ojos para leeros ;)