Un poco tarde
repican las campanas
anuncian fuego.
Corren los hombres,
el tiempo se detiene,
arden los bosques.
El enemigo
ataca con sus llamas
que van a más.
Dura tarea,
del hombre contra el fuego
que implora lluvia.
Pero las nubes
son blancas y rosadas,
de viento sur.
No colabora
el cielo, en este caso,
y el hombre llora.
Pero la lucha
es dura, fatigosa
y sin cuartel.
Caras crispadas,
las manos con mangueras
y con rastrillos.
Pero, al final,
el triunfo, doloroso,
será del hombre.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/10/21