Fuente de piedra
que estás en los jardines
que bien conozco.
Calma la sed
del hombre y peregrino
que se te acerca.
Dale esa agua
que sacie la secura
de su garganta.
Y que esas gotas
se esparzan por sus venas
y corazón.
Quiero escuchar
muy fuerte, sus latidos,
pidiendo amor.
Para que siga
la búsqueda, sin prisas,
de la utopía.
Fuente de piedra
no rompas el hechizo
de los poetas.
Porque tus sueños
se forman cada día
con pocas cosas.
Está en el agua
que mana en tus entrañas
para sus labios.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/11/21