Aquellas rosas
cortadas con esmero
yo las conservo.
Están marchitas
después de tanto tiempo
pero no importa.
Tienen tus besos,
el néctar de tus labios
y hasta tu aroma.
Aquellas rosas
hoy duermen en mi alma
con sus recuerdos.
Bellos instantes
vividos sin palabras,
eternamente.
Veo tus ojos
y siento los latidos
que intercambiamos.
Aquellas rosas
son fruto de los sueños
y de la vida.
Porque tus dedos
me dieron, temblorosos
ese regalo.
Flores y versos
en rosas y caricias
que me entregaste.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/11/21