Llegan muy tarde
las lágrimas saladas
de las mareas.
Vienen con frío,
descalzas a la arena
a descansar.
Dejan salitres
con algas perfumadas
y caracolas.
Yo presentía,
primero su llegada
pero faltaron.
No las pregunto,
motivos ni tardanzas
porque es inútil.
Ellas no saben
de llantos y poemas
de los mortales.
Vienen de dioses,
de cielos y de estrellas
que están lejanos.
Aquí las buscan
los niños en las playas
junto a las olas.
¡Olas de plata,
con lágrimas sagradas,
venid a mí!
Rafael Sánchez Ortega ©
26/01/22