Un beso al cielo,
de pronto, le mandaste,
desde tus labios.
Era un mensaje
de amor y de caricias
con un destino.
Por eso, el cielo,
le hará seguir, sin duda,
hasta su puerta.
Allí, otros labios,
tendrán la recompensa
de haberte amado.
Besos y cielos,
silencios compartidos
en la distancia.
Pero no importa,
son besos que se sienten
y se desean.
Ellos nos dicen
mil cosas, sin palabras,
y nos confortan.
Saben a brisa
que fresca nos alivia
de nuestra sed.
¡Un beso siempre,
que el beso no nos falte,
para vivir!
Rafael Sánchez Ortega ©
10/02/22