Era un gemido
del viento en lontananza,
como un chillido.
Impresionaba
el alarido atroz
de su ramaje.
Hasta los hombres
y ancianos transitaban
estremecidos.
Pero era fruto
del tiempo y la galerna
que estaba encima.
Nubes oscuras,
la noche casi encima,
todo tan triste.
Solo la fecha,
temblando, destacaba
en el recuerdo.
Era el catorce,
sin duda, de febrero:
¡San Valentín!
Día de amor,
de besos y caricias
con mil sonrisas.
Así que entonces
"a mal tiempo, buena cara" (1)
dice el refrán.
(1) Con licencia
Rafael Sánchez Ortega ©
14/02/22