Año 1964. En Estados Unidos suena la música de Elvis Presley en cada rincón, la publicidad tiene más repercusión que nunca y la economía del país no para de crecer. Mientras, en la Feria Mundial de Nueva York se presenta un automóvil del que se hablará mucho: el Ford Mustang.
En esta época los coches deportivos europeos, más pequeños, económicos y con motores más eficientes que los americanos, dominaban el mercado. Esta situación hizo reaccionar a la industria automovilística estadounidense, lo cual se tradujo en la aparición de los “muscle cars”, deportivos de gran tamaño con potentes motores V-8, aunque con una apariencia mecánica primitiva en relación con los europeos.
El Mustang, con su clásico logotipo del caballo al galope, apareció en el mercado para aunar lo mejor de los dos continentes, combinando belleza y agresividad, dando origen a una nueva clase de coches deportivos conocidos como “pony cars”, automóviles con un largo capó y una corta parte trasera.
Este icono de la cultura norteamericana fue diseñado en base a una serie de características: debía ser pequeño, con cualidades típicas de un deportivo europeo y económicamente accesible a cualquier persona. Este hecho, junto con la posibilidad de elegir motor, personalizar el interior y una buena campaña publicitaria que prometía libertad, rebeldía y vértigo al volante, fue la clave de su éxito. Prueba de ello es que en 2014 cumplirá 50 años.
Según parece, el primer Mustang fue vendido a una profesora de 22 años, Gail Brown, por culpa del error de un vendedor dos días antes de su presentación en Nueva York. Con un precio de 2.368 dólares, en su primer día en el mercado se registraron más de 22.000 pedidos y cerca de medio millón de unidades vendidas en su primer año. A lo largo de su historia se han producido más de 8,5 millones de ventas, generando beneficios millonarios al grupo automovilístico Ford.
No hay ningún coche que pueda presumir de haber llegado a tener su propio programa de televisión y de haber aparecido en casi 3.000 series de televisión y películas. En marzo del año que viene lo volverá a hacer en la película “Need for Speed”, basada en la serie de videojuegos de conducción de Electronic Arts.
La historia del automóvil quedaría incompleta sin el emblemático Ford Mustang, un coche que ha formado parte de la vida de miles de personas en todo el mundo y que ha ido mejorando mecánicamente en cada una de sus cinco generaciones.