Avanza el tren
cargado de ilusiones
y de esperanzas.
Van en las almas
de tantos refugiados
a las fronteras.
Buscan la calma
y escapan de la guerra
que no han pedido.
Pienso en veranos
y en tiernas primaveras
que compartimos.
Éramos jóvenes,
cargábamos con sueños
y mil proyectos.
Pero vivimos
teniendo los pies, siempre,
sobre el terreno.
Fuimos en trenes,
en coches y autobuses
a muchos sitios.
Y recogimos
los frutos que la vida
nos regaló.
Hoy, tu sonrisa,
alivia mi tristeza
cuando estoy tonto.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/03/22