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Patricia Pérez
Investigadores
crean un chatbot que incorpora opiniones humanas de usuarios ocultos,
para mejorar sus respuestas
Investigadores
de la Universidad de Rochester (Estados Unidos) han desarrollado un
método de Inteligencia Artificial (IA) que mantiene una conversación
como si fuera un humano, con mayor eficiencia que el ya existente
Siri o que los chatbots, destinados al mismo fin.
A diferencia de
estos, Chorus, como se ha bautizado al nuevo software, funciona con
aportaciones del crowdsourcing, es decir, en él participan personas
que sugieren respuestas y que votan las más acertadas, lo que
propicia una experiencia de conversación mucho más realista.
La web 2.0. ha
propiciado la tendencia cada vez más popular de solicitar la
colaboración masiva de los internautas, ya sea por parte de
particulares, instituciones, organizaciones sin ánimo de lucro o
empresas. Es lo que se conoce como crowdsourcing, un modelo de
producción y creación de proyectos que se lleva a cabo de forma
voluntaria o por muy poco dinero.
A menudo las
tareas que se realizan son simples y repetitivas, fáciles para los
humanos pero difíciles para las máquinas. Sin embargo, un equipo de
investigadores de la Universidad de Rochester en Nueva York, Estados
Unidos, cree que se puede utilizar este método para desarrollar
proyectos más ambiciosos.
Fruto de sus
estudios ha nacido "Chorus", un compañero de chat
inteligente a través de las aportaciones del crowdsourcing.
Este software
planta cara a otros asistentes personales basados en la Inteligencia
Artificial (IA) como "Siri" de Apple, lejos de alcanzar
todavía la inteligencia y habilidades conversacionales propias de
una persona de carne y hueso.
Según informan en
la revista Technology Review, cuando la gente habla con el nuevo
chat, utilizando una ventaja de mensajería instantánea, vive una
experiencia prácticamente indistinguible de la charla con una
persona de verdad. Cada respuesta es el resultado de pagar unos
pocos centavos a decenas de personas para que realicen pequeñas
tareas, incluyendo sugerir posibles réplicas y votar las mejores
propuestas presentadas por los demás usuarios.
Crowdsourcing
frente a IA
Durante la fase
experimental se preguntó a Chorus por consejos de viajes,
demostrando que podía ser más útil que cualquier individuo de la
multitud de forma independiente, ya que unas siete personas habían
contribuido previamente con sus respuestas. Un ayudante desarrollado
de esta manera también puede ser más barato que pagar a un
asistente personal convencional.
“Esto
demuestra cómo un sistema relativamente simple basado en
crowdsourcing puede crear algo que la Inteligencia Artificial ha
tenido problemas para hacer durante décadas", afirma
Jeffrey Bigham, profesor asistente en la Universidad de Rochester y
miembro del equipo de investigación que creó Chorus.
Bigham bromea
señalando que es más probable que Chorus pase el Test de Turing
-la prueba desarrollada por Alan Turing para identificar la
existencia de inteligencia en una máquina- que un software de chat
convencional, aunque puede que no cumpla con la mayoría de
requisitos que se incluyen en la definición de IA.
En otro de los
ensayos del sistema, la gente recurría a Chorus para pedir consejo
sobre restaurantes que visitar en Los Angeles y Nueva York, y
rápidamente recibían sugerencias. Comentarios tales como "Hmm.
Eso parece caro", fueron cazados al vuelo por la multitud, que
optó por otras alternativas. Sistemas de IA como Siri suelen tener
dificultades para seguir este tipo de tira y afloja en la
conversación, sobre todo en lenguaje coloquial.
Potenciar el
poder de la masa
Bigham trabajó en
este proyecto con los compañeros de Rochester Walter Lasecki y
Rachel Wesley, y Anand Kulkarni, cofundador de la compañía de
crowdsourcing MobileWorks. Su objetivo era encontrar una nueva manera
de aumentar el poder del crowdsourcing, que normalmente se limita a
tareas sencillas y aisladas, como agregar etiquetas a archivos de
imagen.
"Lo que
realmente nos interesa es cómo una multitud como colectivo puede
funcionar incluso mejor que un individuo de gran inteligencia",
destaca el profesor, combinando para ello el trabajo de muchas tareas
sencillas en un todo coherente y complejo.
Chorus hace eso
con tres simples tipos de tareas.
En primer lugar,
todas las cuestiones planteadas en el chat por un usuario son
trasladadas al equipo de crowdsourcing, al que se pide que sugiera
una respuesta. Estas propuestas son después votadas por el equipo,
de forma que sólo se devolverá una.
Un mecanismo final
crea una especie de memoria de trabajo que garantice que las
respuestas de Chorus se reflejan en una especie de historial de
conversación.
Este aspecto es
crucial para llevar a cabo conversaciones largas, algo que todavía
sigue siendo un reto para aplicaciones como Siri e incluso los
chatbots, programas de IA que intentan mantener una conversación con
el usuario como si fueran humanos.
Para el componente
de memoria de trabajo se pide a los miembros de la multitud que
mantengan una lista con los ocho fragmentos de información más
importantes de la conversación, los cuales se utilizarán como
referencia para poder sugerir respuestas. Esto es importante, pues
además favorece la rotación natural del equipo de crowdsourcing.
"Puede que una sola persona no esté durante toda la
conversación, ya que van y vienen, y algunos pueden contribuir más
que otros", señala Bigham.
Multitud de
aplicaciones
Para los
creadores de Chorus, el software tiene potencial para ser algo más
que una demostración ingeniosa. "Definitivamente, queremos
empezar a incorporarlo a sistemas reales", manifiesta
Bigham. "Tal vez se podría ayudar a alguien con deterioro
cognitivo teniendo a toda una multitud como asistente personal",
añade.
Otra posibilidad
es combinar Chorus con otro sistema desarrollado previamente en
Rochester, basado también en el crowdsourcing, esta vez para dirigir
un robot. "¿Se podría crear un robot de esta modo, capaz de
moverse e interactuar de forma inteligente con seres humanos?"
se pregunta el investigador.
Michael Bernstein,
profesor asistente en la Universidad de Stanford en California
(EEUU), está de acuerdo en que Chorus podría trasladarse a
aplicaciones reales. "Se puede pasar de hacer una llamada de
teléfono para hablar con una persona, a un futuro en el que muchas
personas con habilidades diferentes trabajan juntas para actuar como
un único soporte técnico increíblemente inteligente", plantea
Bernstein.
Para el profesor,
el software podría convertirse en una verdadera bomba si fuera
capaz de dirigir cada pregunta a determinados miembros de la masa, en
función de sus conocimientos o habilidades. Sin embargo,
Bernstein señala que tal vez sea necesario pulir o añadir más
pasos para filtrar una multitud de sugerencias, con el fin de evitar
el desarrollo de una personalidad dividida cuando deba enfrentarse a
preguntas difíciles.
Este es un
problema habitual al aplicar crowdsourcing. De hecho, el robot
multidirigido creado por el equipo de Bigham, por ejemplo, chocó
contra obstáculos que tenía delante porque la mitad de la multitud
quería ir a la izquierda, y la otra mitad a la derecha.
Cuestión de
llegar a un acuerdo.