Soledad Blardone
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Lejos de las clásicas familias
numerosas de antaño, cada vez más parejas eligen tener un solo
hijo, una tendencia que se explica por el interés en la profesión,
la paternidad tardía y los factores económicos
Aunque parezca
increíble, en 1898 el psicólogo estadounidense Granville Stanley
Hall consideraba que ser hijo único era una enfermedad.
Además, por si
ésto fuera poco, estos niños debían cargar con el falso mito de
ser caprichosos, egoístas y consentidos, como si esas
características fueran exclusivas de quienes no tuvieron hermanos.
Afortunadamente,
los tiempos cambiaron dejando atrás semejantes estigmas y hoy en día
cada vez más parejas eligen ser padres de un solo niño.
“Este fenómeno
se debe a diversos motivos, ya no solo económicos sino por una
postura cómoda por parte de los progenitores y por una mayor
aceptación social del hijo único, que ya no es un ser extraño en
un mar de niños con hermanos. Dada la tendencia actual, parece que
serán la excepción en las décadas venideras”, aseguró José
Miguel Gaona, doctor en Medicina en la rama de Psiquiatría de la
Universidad Complutense de Madrid, máster en Psicología Médica y
especialista en Psiquiatría Forense.
En tal sentido, la
médica pediatra y psicoanalista especialista en niños y
adolescentes, Felisa Lambersky de Widder, sostuvo que elegir ser
padres de un solo descendiente se puede deber a problemas económicos
-como por los costos de manutención y otros ligados a la inclusión
de la mujer en el mercado laboral- a la postergación de la edad en
que se realiza la maternidad, a problemas en la posibilidad de la
concepción, a separaciones tempranas y a la posibilidad de brindar
mayor atención al hijo durante la crianza.
Para la experta
consultada, la mirada hacia el hijo único ha tomado últimamente un
giro distinto. “Puede tener un desarrollo sano tanto como el niño
que tiene hermanos y su condición no define su futuro. Es más,
algunos autores piensan que son más triunfadores en la vida, ya que
no disputan ningún espacio de atención hacia sus padres”,
explicó.
Pero, ¿existen
recaudos especiales que tomar a la hora de criar a un solo hijo?
Gaona aseveró que la única precaución es evitar la
sobreprotección. Respetar las habilidades que presenta en cada una
de las etapas y no evitar que asuma riesgos propios de su edad como,
por ejemplo, andar en bicicleta o ir solo al colegio se tornan pautas
indispensables.
No obstante, los
padres tampoco deberán alabar en exceso los logros del hijo y es
aconsejable propiciar instantes de separación, ya sea por motivos de
trabajo u ocio. “No hay que alentarlos a que estén ‘pegados’ a
nosotros”, recomendó Gaona.
Desde siempre, los
hijos únicos fueron estigmatizados con el mito de que suelen ser
caprichosos y egoístas porque no están acostumbrados a compartir.
Al respecto, Gaona sostuvo que el capricho o la personalidad
excéntrica o retraída solo será generada si laactitud de los
padres no es la adecuada.
Una de las
lectoras de Infobae.com, Luli Bianconi, publicó vía Facebook.
“Con mi marido decidimos tener un solo hijo y consideramos que
por eso no somos egoístas, ni queremos que él lo sea. Muchas veces
tener hermanos no es sinónimo de compañerismo o de que se van a
acompañar toda la vida, se pueden tener hermanos de sangre , pero
también están los hermanos del corazón o los amigos que te da la
vida, que muchas veces son como hermanos”.
Por el contrario
de los que muchos creen, ser hijo único tiene muchas más ventajas
que desventajas. “Monopolizan los recursos de los padres por lo
que, en general, su educación es superior a la media. El vínculo
con los progenitores suele ser mayor, por lo que los conflictos
intrafamiliares disminuyen. El niño también aprende a manejar mejor
la soledad como momento de frustración, ya que es su denominador
común desde la infancia”, aseguró Gaona.
Los beneficios del
hijo único también tienen que ver con la mayor disponibilidad de
tiempo, dedicación, esfuerzo y dinero para generar una crianza más
confortable desde los padres, opinó Lambersky de Widder, quien
indicó que una de las desventajas se vincula a la imposibilidad de
un aprendizaje familiar de los conflictos fraternos que, por lo
tanto, se van a dirimir en los grupos exogámicos (fuera de la
familia).
Los hijos únicos
poseen gran seguridad en sí mismos por la reafirmación parental que
han recibido desde niños. La mayor parte está deseando jugar y
sociabilizarse, si bien son capaces de tolerar la dificultad de la
soledad mejor que los otros chicos, explicó Gaona. “Son expertos
en ganarse amigos que, en definitiva, son la figura simbólica de
aquellos hermanos que nunca tuvieron”, finalizó.