En las esquinas
silentes del pasado
quedó tu nombre.
También en ellas
hay voces y palabras
que me dijiste.
Es el pasado,
que vuelve y que me llama
desde las sombras.
Pero en el alma
del hombre que te busca
sigues latiendo.
Allí, tu voz,
resuena todavía
tan cantarina.
Veo tus labios
moverse en un susurro
para mi oído.
Y yo te hablo
suspiro en las esquinas
y a mis entrañas.
Pero es a ti,
de nuevo te lo digo,
mi mariposa.
Porque las piedras,
grabadas con tu nombre
dicen "te quiero"
Rafael Sánchez Ortega ©
01/07/22