Mariposas de verano
aletean bajo el sol,
van trazando mil dibujos
para el niño soñador.
Van y viene, por el campo,
silenciosas, sin canción,
aunque dejan su fragancia
con ternura y con candor.
Llevan alas, hoy, de felpa,
con su capa y sin mantón,
no precisan corticoides
ni tampoco bronceador.
Buscan playas solitarias
y gaviotas de plantón,
cubos, palas y castillos
de algún niño en bañador.
En las tardes se retiran
y se van sin un adiós,
ya cansadas de mil vuelos
y también del gran calor.
Atrás dejan ilusiones
y unos sueños para dos,
de unos niños, (ya mayores)
que se aman con pasión.
Poesía que renaces
y que envuelve en un crisol,
a los dedos, tan inquietos,
de un cansado trovador.
Déjanos a las sirenas,
que nos traen su diapasón,
no nos quites los delfines
que sonríen con candor.
...Verano de mariposas
deja sueños e ilusión,
con suspiros y esperanzas
y susurros sin dolor..."
Rafael Sánchez Ortega ©
23/06/22