En zapatillas
bajaste hasta el paseo
aquella tarde.
Y conseguiste
un banco de la esquina
mirando al mar.
Allí posaste
las nalgas ya cansadas
y entumecidas.
Buscabas paz,
un alto en el camino
del largo otoño.
Y conseguiste
el beso de la brisa
con sus suspiros.
Cerca, la playa,
mostraba a la resaca
con mansas olas.
¡Qué bella imagen
veía a tus pupilas
con mil recuerdos!
Y así durmieron
tus sueños en la tarde
un día más.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/07/22