Vuelven recuerdos
con olas y resacas
desde la infancia.
Aquella casa,
pequeña y misteriosa,
me subyugaba.
Con sus balcones,
macetas y ventanas,
dando ternura.
Sus moradores,
parientes muy cercanos,
que me querían.
Y yo crecía
viviendo en ese mundo
tan especial.
Tiempo de risas,
de juegos y de intrigas
con los amigos.
Largos paseos,
llegando hasta la playa
que estaba cerca.
Y allí soñaba
el sueño de los niños
en libertad.
¡Cómo no amar
el tiempo y los recuerdos
de aquella infancia!
Rafael Sánchez Ortega ©
12/08/22