Cierra los ojos
te cantaré una nana
mientras te duermes.
Sueña con elfos,
con bosques encantados,
pero no temas.
Estás conmigo
y vamos paseando
entre las nubes.
Son ilusiones,
pequeñas utopías
de niños grandes.
Pero me gusta
robarte, de tus labios,
una sonrisa.
Así, dormida,
pareces la princesa
de nuestros versos.
Yo soy, si quieres,
el paje que te escribe
y el que te anea.
¡Duérmete niña,
el verso que me inspiras
late en las letras!
Y así, sin darnos
cuenta, nos dormiremos,
en un poema.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/09/22