Busca la mano
que lleve hasta tu mano
una caricia.
La necesitas,
precisas su cariño
y su ternura.
Aunque es posible
que esté mucho más cerca
de lo que piensas.
Mira las manos
que pasan a tu lado
día tras día.
Puede que alguna
contenga lo que quieres
y lo que ansías.
Manos ancianas
un tanto temblorosas,
muy arrugadas.
Manos pequeñas
con gestos infantiles
que son de niños.
Manos serenas,
con vida por delante
de los adultos.
Pero la tuya
es una, muy nerviosa,
que también busca.
Busca tus ojos,
tus labios y tu boca,
te busca a ti.
Toma esa mano
que sueña, sin descanso,
como la tuya.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/09/22