Como un volcán
de lava enfebrecido
arde mi pecho.
Late con fuerza
buscando en tu silencio
unas palabras.
Te quiere a ti
y tú bien ya lo sabes,
"mi mariposa"
Es un suplicio
el tiempo y la distancia
que nos separa
Pero así fue
como nos conocimos
y nos amamos.
El tiempo pasa,
se alargan los silencios
en las entrañas.
Surgen suspiros,
susurros y monólogos
al ser amado.
Hablamos solos
buscando el mensajero
y la paloma.
Y sonreímos
en medio de galernas
y tempestades.
Dicen que somos
dos locos, sin remedio,
pero no importa.
Si estamos locos,
bendita es la locura
que da este amor.
Ruge el volcán,
las almas se impacientan...
¡Quieren amar!
Rafael Sánchez Ortega ©
19/09/22