Espera un poco
y déjame que vea
partir al sol.
Es un instante,
su corta despedida,
él ya se va.
Cierra los ojos,
se queda en la penumbra
y fría noche.
Pero tras ella
despertará, de nuevo,
en otras tierras.
Y llevará
candor y la sonrisas
a mucha gente.
Niños y adultos,
ancianos, que en el fondo,
también son niños.
Por eso quiero,
sin prisas, despedirle,
"hasta la vista".
Porque vendrá,
seguro, muchos días,
hasta nosotros.
Y me traerá
el canto de los cielos
y las estrellas.
¡Cuánta ilusión,
mezclada con los sueños,
hay en los versos!
Rafael Sánchez Ortega ©
24/10/22