Escucha al bosque
que cuenta sus leyendas
entre susurros.
Las hay de robles,
de encinas centenarias
y hasta de hayedos.
Bajo sus ramas
el tiempo se detuvo
y las personas.
Y allí surgieron
pequeñas confidencias
que compartieron.
El bosque ha sido
testigo y fiel notario
de mil sucesos.
Recuerda besos,
abrazos incipientes
junto a caricias.
También las dudas,
los sueños marchitados
y alguna lágrima.
Pero lo triste
lo guarda en los silencios
de las palabras.
¡Decían tanto,
aquellas frases sordas,
que bien recuerda!
Por eso busca
la voz y la experiencia
que dicta el bosque.
Él te cobija,
te habla y te asesora,
nunca lo dudes.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/03/23