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La combinación de
robótica, vídeo, sensores, y tecnologías de visualización mejora
el realismo de las teleconferencias
Un equipo de científicos
europeos ha desarrollado, en el marco del proyecto Beaming, un
sistema para teleconferencias que aumenta exponencialmente el
realismo de estos encuentros. Utilizando tecnologías pertenecientes
a la realidad virtual inmersiva, los investigadores han conseguido
simular la sensación de estar en otro lugar. De este modo, quedan en
el pasado las conexiones de sonido ruidosas o las imágenes
desenfocadas propias de las teleconferencias.
Las conexiones de
sonido ruidosas y las cámaras web desenfocadas son cosa del pasado,
pues la tecnología de videoconferencia ha dado un gran salto
cualitativo.
La combinación de
robótica, vídeo y numerosos sensores y tecnologías de
visualización realizada por un equipo de científicos europeos ha
permitido que sea posible “teletransportarse” virtualmente a
espacios en el otro extremo del planeta. Puede sonar a
ciencia–ficción, pero este método nuevo permite que las
sensaciones sean las de estar presente al otro lado.
La
teleconferencia, la videoconferencia y los intercambios vía web son
ya normales en la mayoría de las multinacionales. Pero en realidad
no complacen a nadie, ya que nada es comparable a la sensación de un
verdadero encuentro cara a cara.
“Cuando nos
encontramos con gente en carne y hueso es posible extraer información
sutil de expresiones faciales, peculiaridades o quién observa a
quién», explicó Stephen Dunne de Starlab (España).
“Existe una
enorme cantidad de comunicación no verbal que se pierde incluso con
la tecnología de videoconferencia de mayor calidad. No es posible
dar un apretón de manos o decidir explorar la habitación, por
ejemplo”, afirma Dunne.
Investigadores de
toda Europa participantes en un proyecto científico financiado con
fondos europeos, han conjugado una serie de tecnologías digitales
que podrían transportar a alguien a una sala que esté incluso en
las antípodas. Por primera vez ha sido posible cerrar un trato
con un apretón de manos entre dos personas separadas por miles de
kilómetros.
En realidad no se
trata de una teletransportación en sentido estricto, sino que el
proyecto Beaming (“Teletransportación con medios aumentados
aplicados a reuniones naturales en red”) utiliza
técnicas y tecnologías pertenecientes a la realidad virtual
inmersiva para simular la sensación de estar en otro lugar. Al
otro lado de la línea, el usuario es representado por un avatar -un
robot a tamaño natural, por ejemplo- que realiza la labor de los
ojos, los oídos y la boca.
El “viajero”
teletransportado cuenta con numerosos sensores y su cabeza queda
cubierta por una pantalla envolvente. Este proyector permite ver
y oír todo lo que el avatar robótico ve mediante su videocámara,
escuchar por sus micrófonos, y además contestar como si se
estuviese en su lugar.
Un movimiento de
la cabeza desplaza también la del robot y la voz se reproduce de
forma idéntica. Hay sensores de movimiento situados en los brazos
que detectan los movimientos para que los del robot los repita. Si
alguien toca las manos del robot, la presión se transmite hacia una
almohadilla de presión colocada en la mano del conferenciante.
La tecnología se
ha probado en la práctica en una entrevista pionera realizada entre
un científico del proyecto y un periodista de la BBC situados
respectivamente en España y en el University College de Londres
(Reino Unido). El periodista logró entrevistar al científico e
incluso “chocar sus cinco” al final de la exhibición.
La tecnología
actual crea el mercado del futuro
“Lo que hemos
logrado es una demostración real de lo que es posible con las
tecnologías disponibles en la actualidad”, explicó el Sr.
Dunne, coordinador del proyecto Beaming. “Utilizamos productos
disponibles comercialmente y los combinamos de manera innovadora. No
se trata de un desarrollo tecnológico pionero, pero sí que es
innovador por cuanto demuestra la gran capacidad que ofrece la
coordinación de distintos canales de comunicación para lograr
resultados apasionantes”.
Una de las tareas
de mayor envergadura de los socios de Beaming fue el desarrollo de un
marco de arquitectura de datos para el sistema. En él se define la
compresión y la transmisión de los datos visuales, sonoros, de
movimiento y presión entre el “viajero” y su entorno remoto.
También establece
la forma en la que el modelo tridimensional remoto debe generarse
para que el “viajero” logre transmitir una sensación de
presencia intensa. “El objetivo del marco consiste en lograr que
Beaming sea completamente independiente del hardware o del software
utilizado”, explicó el Sr. Dunne. “Se podrá utilizar cualquier
tipo de robot o sensor, por ejemplo. También nos hemos propuesto
definir la cantidad mínima de datos necesaria para que la
experiencia de Beaming no deje de ser completamente inmersiva”.
Información
emocional
A pesar de que los
dispositivos para la cabeza, las almohadillas de presión y las
interfaces gráficas tridimensionales son capaces de generar una
sensación intensa de encontrarse en otra ubicación, es necesario
además conocer lo que sienten al otro lado de la línea, por
ejemplo, aquellos sentados alrededor de una mesa que han de
interactuar con el avatar. Hablar a un robot con voz humana puede
resultar desconcertante.
“Le dimos
importancia a lograr que la interacción fuese lo más natural
posible. Con independencia de si se interactúa con un robot o
con otro tipo de avatar virtual queríamos proporcionar una
experiencia natural que no se interpusiese a la comunicación
normal”, explicó Dunne.
Una mejora
sencilla fue dotar al robot de unos rasgos faciales más expresivos.
El equipo sustituyó los ojos mecánicos del robot por una pantalla
LCD. “Utilizamos gráficos para los ojos y la boca porque aparentan
mucha más naturalidad. La sensación de tranquilidad que transmite
un robot es mayor si se le mira a los ojos y éstos son normales. Es
más sencillo pasar por alto que están tratando con una máquina”,
aclaró el Sr. Dunne.
La
investigación sigue en marcha dedicada a estudiar formas de
registrar y transmitir datos sobre el estado fisiológico y emocional
entre los participantes de la comunicación. Con este fin se
llevaron a cabo experimentos para conocer hasta qué punto la
frecuencia cardíaca, las expresiones faciales e incluso las ondas
cerebrales del comunicante son capaces de transmitir información
sobre su estado emocional. La tecnología actual puede programarse
para aprovechar esta información y reconocer estados emocionales
básicos como por ejemplo la diferencia entre el estrés y la
tranquilidad. El reto ahora pasa por comunicar las señales a todos
los implicados mediante el avatar.
¿Quedarán los
viajes relegados al pasado?
“No estamos
diciendo que Beaming cambiará radicalmente las reuniones o que
permitirá ahorrar millones de toneladas de dióxido de carbono
debido a que ya no será necesario viajar -aclaró el Sr. Dunne-,
pero creemos que la idea de "teletransportar" a alguien
a otra ubicación en la que pueden moverse e interactuar mediante un
robot podría ser útil inicialmente en algunas aplicaciones muy
concretas”.
“Es ideal para
trasladar a una persona con capacidades o conocimientos específicos
a otro lugar”, continuó el Sr. Dunne. “Permite una inmersión
física total en el destino, sentir dicho entorno e interactuar con
él. Consideramos que podría ser eficaz para que cirujanos de
primera línea se "teletransporten" a quirófanos de todo
el mundo y compartan sus capacidades y conocimientos e incluso lleven
a cabo operaciones”
“Como
proyecto, nuestro objetivo es demostrar que este tipo de viaje e
interacción virtual es posible. Ahora corresponde a cada socio
convertir los resultados en aplicaciones y productos reales. Nos
alejamos del ámbito de la curiosidad científica para estudiar los
servicios posibles”, concluye el investigador.
El proyecto
Beaming recibió 9,2 millones de euros (de un presupuesto total de
12,4 millones de euros) para investigación por medio del Séptimo
Programa Marco (7PM) de la Unión Europea.