No te olvido, mariposa,
ni tampoco de los versos
que venían en tus alas
con sonrisas y con versos.
Hoy recuerdo con nostalgia
tantos días de paseo,
y los ratos, a tu lado,
disfrutando del silencio.
Eras letra contenida
y el susurro de mi pecho,
que buscaba en las resacas
los suspiros de un arpegio.
Y la risa contenida,
con aroma de tu pelo,
era brisa del nordeste
que rozaba mi cabello.
Tú traías esa gracia,
día a día, de los cielos
y brincabas a mi lado
con tus alas y tu aliento.
Tras de ti, yo caminaba,
peregrino de mil sueños,
intentando transmitirte
la locura de mi pecho.
Y es por eso que, hoy te extraño,
y mis ojos van con miedo
caminando sin sonrisa
ni la gracia de tu vuelo.
Por lo tanto yo te digo
y te pido con mis ruegos
que no marches ni te escondas
pues preciso de tus versos.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/23