"La verdad es que iba pensando en ti
y, de repente, surgieron varias mariposas
que acudieron, a mi lado, en el paseo.
Eran de variados tamaños y colores,
no muchas, pero sí suficientes, y encantadoras,
como para arrancar una sonrisa de mis labios
y darte las gracias,
por hacerme vivir, a través de los sueños,
en un cuento de hadas.
Las mariposas volaban en esa especie de saltos
que hacen con giros imprevistos
y mis ojos las seguían un instante,
para luego quedar soñando,
entre sus alas y su magia.
Y sí, iba pensando en ti,
en lo poco y casi nada que te conozco,
salvo en ese mensaje que me mandan las mariposas,
y en lo poco o casi nada que tú sabes de mi vida,
aunque estoy seguro de que ya lo sabes todo,
porque el alma de una persona se transmite,
sin querer y darse cuenta, con sus letras.
Así que continué la marcha
con tu recuerdo en mi pensamiento,
con la alegría en mis ojos
y con tu Sonrisa en mis labios.
¿Se puede pedir más...?
Rafael Sánchez Ortega
02/06/23