Extrañaba las cartas
y añoraba tus letras,
mariposa sin rumbo
por el mundo viajera.
Me dejaste la magia
de tu vuelo en la senda,
atrapando mis sueños
de una forma traviesa.
Es por eso que busco
a las letras aquellas
como el niño sediento
la fontana tan fresca.
Pero cierro los ojos
y persigo tus huellas
a través del camino,
por el cielo y la tierra.
Y te sueño, mirando,
a ese río y rivera,
donde cantan las ranas
su canción y poemas.
Extrañaba las cartas
y esperaba tu vuelta,
como un niño travieso
y aprendiz de poeta.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/06/23