Mariposa amarilla
que recoges mis versos,
al salir de la pluma
y los llevas muy lejos.
Ven aquí, a mi lado
y descansa en tu vuelo,
háblame de esos ojos
que te esperan contentos.
Cuéntame de la cara
y los labios tan frescos,
que temblando susurran
y le hablan al viento.
Dime tú, si en la tarde
de verano y al fresco,
va buscando en el bosque
a las hadas del sueño.
Es que quiero escribir
y narrar todo aquello,
que me viene a la mente
como loco y poseso.
Y por eso preciso
esos dulces momentos
que tú ves con tus ojos
y que, yo, solo sueño.
Pero toma mis letras
y prosigue tu vuelo,
yo no quiero que surjan
las esquirlas del miedo.
pues si tardas y llueve
se complica el esfuerzo
a los ojos que buscan
la sonrisa y el beso.
Mariposa amarilla
vuela ya, ve a su encuentro,
y sacude tus alas
cuando veas su ceño.
Pósate en su melena
y recorre su pelo,
aspirando el aroma
del jazmín y romero.
Una vez que le dejes
el mensaje, en sus dedos
sentirás, en tus alas,
el candor de su seno.
¡Mariposa amarilla,
guárdame, tu, un secreto,
el del verso y las letras
para el rostro que anhelo!
Rafael Sánchez Ortega ©
27/06/23