Amé, y amo, el silencio
que dejó tu nombre en mis oídos,
y hoy, en la soledad,
te busco en el silencio que no existe.
Amé, y amo, las pupilas adoradas
en que mis ojos te buscaban
y encontraban la figura de mi cara
entre las nubes de los tuyos.
Amé, y amo, la sonrisa,
sonrosada, en tus mejillas,
que temblando me ofrecías, en la tarde,
mientras mis labios musitaban tu nombre
y un "te quiero".
Amé, y amo, a los besos que la brisa
nos brindaba y ofrecía,
como un néctar de ternura,
en la pasión que comenzaba
en nuestros cuerpos.
Amé, y amo, a tus manos
y tus dedos,
que enlazados con los míos
dibujaban arabescos
por tu pecho.
Amé, y amo, al "amor", que tú me dabas
y arrancabas de mi alma
con suspiros que alejaban
a los sueños del presente.
Te amé, y te amo, "Amor",
y tú lo sabes.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/01/24