Tomo tus sueños
y salgo, en silencio,
a la noche.
Cierro los ojos,
veo la luna y escucho
a las estrellas.
Siento el abrazo
de la bruma
que me envuelve.
Tomo el suspiro
que dejan los cometas,
que rasgan la oscuridad
de la noche,
y lo mezclo con el susurro
del mar, en la playa.
Noto el hechizo
y la magia del momento;
mi sangre se acelera
y pienso en ti.
Luego sonrío.
Busco tus ojos
y miro en tus pupilas
el verso y las letras
que escribiste.
Leo "te quiero",
y pronuncio tu nombre,
mientras beso tus labios
y robo tus sueños
para unirlos a los míos.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/02/24