James Gallagher, BBC
Cuando uno piensa
en un "típico" paciente de un accidente cerebrovascular
(ACV), la mente nos lleva inmediatamente a una persona anciana,
posiblemente con sobrepeso, que no hace ejercicio y probablemente
fuma.
Andrew Marr, un
hombre en su quinta década y un corredor increíblemente entusiasta,
no parece encajar en esta descripción.
La edad es uno
de los factores de riesgo más grandes, pero cualquier persona de
cualquier edad puede sufrir un ACV.
En Reino Unido,
por ejemplo, más de 150 mil personas al año sufren un ACV y la
cuarta parte tiene menos de 65 años. Incluso hay casos en niños.
Muchos de los
estilos de vida riesgosos que incrementan las probabilidades de un
ACV toman tiempo.
Fumar, tener
peso excesivo -especialmente en el área abdominal- y ser demasiado
aficionado a las bebidas alcohólicas no causa estos accidentes
de la noche a la mañana, sino que más bien aumentan el riesgo
gradualmente, a lo largo de la vida.
Sin embargo, hay
otras causas de los ACV en personas mucho más jóvenes y más en
forma.
Defectos
congénitos
Sobrevivieron
a un ACV de jóvenes
Sharon
Stone, actriz: 44
Ted
Hankey, bicampeón mundial de dardos: 44
Michael
Lynagh, jugador de rugby, ganador de la Copa Mundial: 48
Rod
Laver, tenista: 59
Hugh
Hefner, fundador de Playboy: 59
Candice
Bergen, actriz: 59-60
Samantha
Morton, actriz: 31
Un ACV priva al
cerebro de oxígeno cuando se corta el suministro de sangre, ya sea
por un coágulo (accidente cerebrovascular isquémico) o cuando los
vasos sanguíneos explotan dentro del cerebro (accidente
cerebrovascular hemorrágico).
Un 80 % de los
ataques son causados por coágulos de sangre, pero no se sabe qué
clase de derrame le ocurrió a Andrew Marr esta semana.
No obstante,
cuando uno observa a las personas menores de 65 años, los ataques
hemorrágicos se hacen mucho más comunes y dan cuenta de hasta
la mitad de ellos.
Los derrames
pueden deberse a defectos en los vasos sanguíneos que han estado
presentes desde el nacimiento. Estas bombas de tiempo en el cerebro
pueden estallar en cualquier momento.
Un ejemplo es
la malformación arteriovenosa, cuando las arterias se conectan
directamente con las venas, lo cual implica que la presión adentro
es demasiada para los vasos sanguíneos, que no se dan abasto. Su
ruptura conduce a un sangrado cerebral.
Los aumentos
repentinos de la presión arterial también constituyen un factor
de riesgo que pueden afectar a individuos más jóvenes,
especialmente si ya tienen presión alta.
Incluso el
estrés puede elevar la presión sanguínea lo suficiente como
para causar un ACV, y hay pruebas mixtas sobre el impacto de beber
mucho café.
Un latido
irregular del corazón, conocido como fibrilación auricular,
también puede llevar a un derrame isquémico. Parte del corazón
late tan rápidamente que deja de funcionar eficientemente como
bomba. Las "piscinas" de sangre acumulada dentro del
corazón, que se pueden coagular, viajan al cerebro y pueden causar
un derrame.
Un factor que
nadie puede evadir son los genes. Hay personas que simplemente
tienen más probabilidades de sufrir una apoplejía que otras y es
algo de familia.
Equívoco sobre
la vejez
La doctora Clare
Walton, de la Stroke Association de Reino Unido, expresó: "Yo
diría que es un equívoco común asumir que es una condición
únicamente de los ancianos. Una cuarta parte de los derrames ocurren
a gente en edad laboral, además de que les puede pasar a niños y
bebés también.
"Deberíamos
comprender que todos corremos el riesgo de sufrir un derrame cerebral
y no sólo los viejos".
En última
instancia, todo se reduce a jugar con las probabilidades. Una
dieta saludable, ejercicios regulares, beber con moderación y no
fumar son costumbres que reducen dramáticamente la probabilidad de
sufrir un accidente cerebrovascular.
Aún así,
algunas personas con los estilos de vida más saludables lo sufrirán,
mientras que algunas que hacen todo lo contrario se salvarán.