Aída Prados, BBC Mundo
Diferentes
colores y formas recorren las mascarillas en Pekín en un intento de
modernizar los productos anti-polución, cada vez más utilizados en
las grandes ciudades chinas.
Desde
mascarillas de colores hasta purificadores de aire; el negocio de los
productos contra la contaminación encuentra estos días en Pekín su
mejor momento.
Hace apenas dos
semanas, la capital china registró niveles de contaminación
atmosférica que excedieron sobremanera el límite máximo de riesgo
para la salud. Entonces, una nube amarillenta cubrió Pekín de
contaminación
En medio de la
preocupación, lo que para muchos eran malas noticias, se convirtió
en una oportunidad para aquellos empresarios que vieron el potencial
de un negocio en torno a una necesidad tan vieja como los siglos:
aire para respirar.
Pekín se ahoga
Algunos,
además, aprovecharon la ocasión para denunciar, desde la ironía,
la contaminación que deriva del imparable crecimiento, y que está
haciendo la vida difícil a la urbe china.
El multimillonario
y reconocido filántropo Chen Guangbiao repartía la semana pasada
"aire puro enlatado", ante el asombro de los transeúntes
de una concurrida calle de Pekín.
Las latas
amarillas y verdes, que llevaban impresas su caricatura y la frase
"Chen Guangbiao es un hombre bueno", contenían aire fresco
para que fuera consumido. Chen aspiró el aire de la lata en un
intento de mostrar a los compradores una forma alternativa de
"respirar" aire limpio.
Chen Guangbiao
repartió en las calles de Pekín latas de "aire limpio"
entre los viandantes.
Su intención,
asegura, es criticar la decisión del gobierno y las grandes empresas
de "crecer a toda costa, a expensas de nuestros hijos y nietos,
y de sacrificar nuestro medio ambiente".
El multimillonario
chino creó latas de "aire fresco" para quienes quisieran
escapar de los peligrosos niveles de polución que alcanzó la
capital.
Sin embargo, el
gesto de denuncia de crear latas de aire indica la inquietante
posibilidad de que un recurso tan básico para la vida se convierta
en un bien comercial si no se respetan los límites de contaminación.
Las latas de Chen
fueron repartidas gratuitamente el pasado miércoles pero se venden a
5 yuanes (US$0,8) y el dinero recaudado va dirigido, según Chen, a
las regiones más pobres de China.
Las ventas, hasta
entonces moderadas, se dispararon tras la reciente racha de
contaminación hasta los casi 8 millones de latas en los últimos 10
días, dijo Chen.
El aire, ¿un
negocio?
La calidad del
aire de Pekín se sitúa a menudo en valores perjudiciales para la
salud pero el pasado 12 de enero se elevó a 755 puntos, el más alto
que se recuerda. El máximo, considerado "muy peligroso",
es de 500.
"Cuando salgo
fuera y camino durante 20 minutos, me duele la garganta y me siento
mareado", aseguraba el multimillonario Chen en una entrevista
con Reuters la semana pasada.
Tras dos años y
medio viviendo en la capital china, el corresponsal de la BBC Martin
Patience contaba, con motivo de la última alarma social por la
polución, que cada mañana comprueba no tanto el estado del clima
ese día sino cuán contaminada se ha levantado la ciudad.
"Algunas
mañanas es verdaderamente terrible. Es como si toda la ciudad se
hubiera convertido en un salón para fumadores, con un color
amarillento parecido a la nicotina que mancha el cielo".
Torana Clean Air
Center, es un negocio del químico inglés Chris Buckley que llegó
en el año 2000 a la capital china. Tras desarrollar asma por primera
vez, tal y como cuenta en su web, decidió expandir su negocio textil
y vender todo tipo de productos para mejorar la calidad de vida de
aquellos que vivían en Pekín.
Al otro lado del
teléfono, una trabajadora de Torana Clean Air Center asegura que no
tienen muchos de sus productos "ni siquiera en stock, ni en la
fábrica", y que están apuntando los números de celular de los
clientes para avisarles cuando estén disponibles de nuevo.
Una mascarilla
cuesta alrededor de US$20 y un purificador de aire unos US$100 pero
se pueden encontrar más baratos en Taobao, una página de subastas
de productos por internet parecido a eBay.
Como Buckley,
otros emprendedores en Pekín ven crecer un mercado que cada vez más
recibe nuevos consumidores por el empeoramiento de las condiciones
del aire.
El desarrollo
económico como un derecho
Para los
estándares occidentales, el crecimiento de China está siendo
descomunal. El país dejó 2012 con un crecimiento del PIB del 7,8%
en comparación con el 2,2% de la primera economía mundial, Estados
Unidos.
Y la
contaminación es el precio que el país asiático está pagando.
Ello fue también
objeto de críticas estos días incluso por los diarios chinos que,
alertados por los altísimos niveles, llamaron a la reflexión de las
autoridades.
En concreto, el
People's Daily, portavoz del gobierno chino, publicó un editorial
titulado "Una bella China comienza con una sana respiración".
Sin embargo, y a
pesar de estos temores, el crecimiento económico no es negociable,
no puede remitir porque sigue siendo la máxima prioridad del
gobierno.
"Todavía hay
cientos de millones de chinos que quieren las llaves de su primer
auto, su primer aire acondicionado, incluso su primera nevera. ¿Quién
les va a negar su sueño?" explica el corresponsal de la BBC en
Pekín, Martin Patience.
Buena parte de la
sociedad china avala a las autoridades actualmente por el desarrollo
económico del país, boyante en las grandes ciudades.
"El gobierno
no se puede permitir un gran número de desempleados. Sin
crecimiento, las autoridades temerían la inestabilidad política"
afirma Patience.
De acuerdo con
esta estrategia de crecer y crecer, emprendedores en Pekín observan
cada vez más la llegada de nuevos clientes.
Ello, sin embargo,
fue motivo de desprecio en otro artículo para el People's Daily que
ve en este negocio post-polución "una fuente de vergüenza por
ser un fracaso de los funcionarios y el gobierno en conseguir un
crecimiento más sostenible".
Asimismo, el
rotativo oficialista criticó duramente el "oportunismo" de
los empresarios y el consumismo de los ciudadanos que no se implican
individualmente en una solución a largo plazo, como utilizar más el
transporte público.
Con
la llegada de fechas como el año nuevo chino o el "día de los
enamorados" se estima que los productos antipolución se añadan
a la lista de regalos de moda.